El argumento es que, mientras mayor es el consumo final de productos importados, menor es su producción interna, con la consiguiente menor creación de empleos productivos, reducción del ingreso laboral, y menor capacidad de consumo de los hogares. Desde INASET, alertamos sobre estos efectos desde hace 35 años, por lo que celebramos que un Presidente del Estado reconozca, finalmente, esta causalidad y, sobre todo, que la falta de empleo e ingresos es un “gran problema económico”, no un tema sectorial a ser abordado con políticas sociales o con transferencias asistenciales. Pero, la coincidencia con el comentario presidencial, termina ahí, porque consumir lo importado constituye, hoy, una estrategia de sobrevivencia impuesta a los más pobres, y de ostentación subvencionada para los más ricos