Cuando Javier Milei fue electo en 2023 en una victoria clara y contundente, esperaba que, finalmente, Argentina empiece a salir del pozo al que muchos años de desgobiernos la condenaron. Personalmente, no me gusta su histrionismo, ni comparto sus posturas dogmáticas en relación a la economía, pero esperaba que, una vez en el Gobierno, Milei optaría por resolver los problemas en lugar de insistir en tratar de ajustar la realidad a la teoría.
En efecto, la práctica del neoliberalismo –que desde hace más de medio siglo domina el pensamiento económico ortodoxo, ha adoptado teorías poco o nada plausibles frente a la realidad, las envolvió en impresionante ropaje matemático, y con la “mat-economía” como biblia, estableció un culto que el FMI/BM se encargaron de imponer. Hoy, las dos entidades globales reconocen que el neoliberalismo transformó el capitalismo industrial en un capitalismo financiero que ha acentuado globalmente la pobreza y la desigualdad